5 PILARES BÁSICOS PARA LA SUPERVIVENCIA POLICIAL

ARTICULOS  I.T.E.POL.

 

1. Actitud o Preparación Mental

 

Sin ella se hace difícil abordar algunas intervenciones con un mínimo de posibilidades de salir airosos de las mismas.  Si no creemos en lo que hacemos no estamos poniendo toda la “carne en el asador”; no estamos haciendo participar a nuestra mejor arma: nuestra mente, que de hecho puede convertirse en los peores momentos, en nuestro mejor aliado o en nuestro peor enemigo.

 

No disponer de la adecuada actitud no solo implica no creer en nuestras posibilidades, sino que  también reduce sensiblemente la capacidad de detectar señales de alarma, previos a casi toda agresión y saber leer el lenguaje corporal de la otra persona, tan importante en nuestro trabajo.

 

Después de leer más de un centenar de testimonios de policías que han sobrevivido a enfrentamientos, la mayoría de ellos atestiguan que una actitud apropiada es la clave principal que les ha llevado a salir indemnes.

 

 

2. Preparación Táctica

 

Conocer y entrenar los mejores protocolos o procedimientos de actuación en cada una de las situaciones en las que se interviene, así como disponer de los conceptos esenciales de seguridad, aplicables a todas ellas, es fundamental para nuestra supervivencia y la resolución efectiva de las actuaciones.

 

Interpretaciones de conceptos y protocolos hay muchas, tristemente expandidas por Academias e “Instructores titulados”, pero muy pocas se sostienen en la indiscutible Realidad de la calle.  Por ello es fundamental no creer nada sin tener los porqués y someter cada uno de los conceptos y procedimientos a pruebas realistas sin colaboración alguna de los “agresores de entrenamiento”.  Únicamente bajo estas premisas tienen las tácticas posibilidades de funcionar y jugar a nuestro favor, en los momentos en los que una intervención se convierta en una pesadilla.  Por contra, aplicar tácticas inadecuadas, supone un incremento del riesgo en la intervención, camuflado por un falso sentimiento de seguridad.

 

 

3. Conocimientos Técnicos

 

Es de aplicación todo lo dicho en el apartado anterior.  Asimismo, cuando las cosas van mal y se precisa hacer uso de la fuerza, más allá de las ordenes verbales, nuestro deseo es controlar la situación lo antes y más seguramente posible.  Pero nadie puede tener expectativas realistas de superar su nivel personal de entrenamiento.  Si el uso de la fuerza requiere en un momento determinado la aplicación de técnicas a mano vacía, sin armas y siendo única y exclusivamente un símil, para hacerlo comprensible a la mayoría de lectores, uno no querría tener un nivel de cinturón blanco de cualquier arte marcial, sino la de un cinturón negro (siendo para el que escribe, el sistema de cinturones, una gran falacia).  Si la situación requiere el uso de un arma de fuego, querremos tener la técnica más depurada, primero para no ser impactados (esencial) y luego para, en la medida de lo posible, impactar y neutralizar cuanto antes la amenaza.  Pretender como pretenden la mayoría de sistemas, convertir únicamente al Policía en un buen tirador…simplemente aumenta sus posibilidades de caer en acto de servicio.

 

 

4. Preparación Física

 

Para cualquiera que haya tenido la experiencia de combatir en la calle, con o sin armas, es manifiesto que diversos factores pueden aliarse con nosotros o dificultar nuestra resolución segura, como pueden ser la resistencia y la fuerza.  A más cantidad de ellos, generalmente, mejor para nosotros, puesto que reforzarán nuestras tácticas y técnicas en la reducción o neutralización de las amenazas.

 

Toda situación combativa va a suponer de inmediato un incremento del estrés y por ende, como manifestación fisiológica del mismo, convertido en estrés de supervivencia, propio de todos los mamíferos, un incremento del ritmo cardíaco y del consumo de oxigeno. Esto llevará a que los sujetos poco entrenados físicamente, entren rápidamente en fatiga, bajando dramáticamente su rendimiento psico-fisiológico.  Obviamente, ello no nos acerca a sobrevivir, sino a “perder la partida” o incluso a morir, por no ser capaces de mantener el esfuerzo requerido.

 

Contar con una buena resistencia, tanto aeróbica como anaeróbica, así como con un mínimo de tono muscular, facilitará la ejecución de nuestro hacer “defensivo”.  Si además, nuestro entrenamiento es funcional, basado en los movimientos que posiblemente nos veamos obligados a ejecutar, incrementará la eficiencia y eficacia de los mismos, así como de nuestra sostenibilidad ante un esfuerzo continuado.

 

De nada sirve ser el mejor técnicamente y con los mayores conocimientos tácticos posibles, si luego, después de un forcejeo o dar una carrera estas agotado, y no puedes aplicarlos por falta de una forma física adecuada.

 

 

5. Medios técnicos o Equipo

 

El orden en estos pilares de la supervivencia no es aleatorio.  Depender exclusivamente de los medios que se portan en el cinturón es engendrar una falsa sensación de seguridad y también una llamada al desastre.  En muchas ocasiones, principalmente debido a la escasa distancia con respecto a los sujetos con los que debemos intervenir (toma de documentaciones, cacheos, aproximaciones a vehículos…) no existe tiempo material para siquiera alcanzarlos o extraerlos, por lo que en caso de agresión súbita, dependeremos inicialmente del repertorio defensivo que tengamos a mano vacía. 

 

Pero en aquellos casos en los que haya sido posible, el disponer de un estudio previo de los materiales que portamos, su disposición, facilidad de uso, comportamiento del material bajo estrés etc., puede marcar drásticamente la diferencia entre la supervivencia o no.

 

Ejemplo: si disponemos de una funda antihurto que en situación de estrés es prácticamente imposible sacar el arma o llevamos puesto un chaleco balístico que a priori dispone también de capacidad anti arma blanca y realmente no es así, como nos hemos encontrado muchos, el porcentaje de supervivencia bajará en un alto grado.

 

 

SUERTE

 

Aún contando con un buen nivel de los pilares anteriores, hay uno que no puede ser eliminado totalmente y es…la ¡suerte!  Ésta a veces, decide el devenir de la situación.

 

Pero… entenderemos que si atribuimos porcentajes de peso a cada uno de los pilares anteriores, con una buena preparación, cuanto más intervengan los cuatro primeros, menos posibilidad le damos al quinto o factor suerte, algo importantísimo cuando tu vida puede estar en juego, quedando de la siguiente manera:

 

1. Actitud o Preparación Mental            45%

2. Preparación Táctica                          15%

3. Conocimientos Técnicos                  15%

4. Preparación Física                           15%

5. Medios Técnicos o Equipo               5%

           SUERTE                           5%

 

 

  En el caso de una preparación deficiente, donde no contamos con actitud, con conocimientos técnicos, preparación táctica, con una mínima forma física… disparamos sin ninguna duda el factor suerte, hasta el punto en el que podemos afirmar que muchos de nuestros compañeros, cada vez que salen a la calle,….. ¡sólo cuentan con su suerte!

           

1. Actitud o Preparación Mental          10%

2. Preparación Táctica                          5%

3. Conocimientos Técnicos                   5%

4. Preparación Física                           15%

5. Medios Técnicos o Equipo                5%

          SUERTE                                 60%

 

5 Pilares

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