ARTICULOS I.T.E.POL.
Durante el desarrollo de nuestro trabajo, la mayoría hemos podido comprobar las numerosas situaciones en las que se hace imprescindible una herramienta de corte efectiva, robusta, segura y que, a la vez, sea discreta en su porte, puesto que no podemos llevar encima un cuchillo rígido dada la naturaleza de nuestras funciones y de nuestro entorno.
Tan patente es esta necesidad que incluso los principales fabricantes de cuchillería se han adaptado a esta demanda, incluyendo entre los modelos que ofertan, navajas de tipo “táctico”, de rescate y policiales. Si bien, estas denominaciones, a veces, sólo se corresponden con la navaja en cuestión en la apariencia y no en los requisitos técnicos que han de reunir para cumplir con su cometido.
Parece que una navaja, para ser táctica, ha de tener infinidad de “gadgets” tales como, puntas para fracturar cristales, herramientas específicas para cortar cinturones de seguridad, cortacables y ornamentos varios relacionados con el mundo policial, que poca o ninguna utilidad nos brindan e incluso llegan a dificultarnos nuestra tarea en una situación real de necesidad, generando molestias a la hora de realizar un empuñamiento y uso intenso de la navaja, traduciéndose en empuñamientos incorrectos que pueden generar accidentes y lesiones.
Claro está que una navaja que tenga que servir en situaciones de emergencia, ha de cumplir con unos requisitos mínimos, tanto en la composición de sus materiales, como en la morfología de la navaja. Ni que decir tiene que, ha de estar provista de un sistema de seguro que impida su cierre accidental.
Desde I.T.E.POL., queremos orientaros en la identificación de estos requisitos para ayudaros a adquirir una navaja táctica que se adapte a las exigencias propias de nuestras labores.
A primera vista, todos diremos que la mayoría de navajas “tácticas” cumplen, aparentemente, con estos requisitos. Analicemos estos requisitos de forma más detallada.
Respecto a la hoja, se recomienda que su composición sea de acero inoxidable. En la actualidad hay aceros de altísima resistencia con composiciones muy variadas, no obstante, los más utilizados en este tipo de cuchillería y que ofrecen unos excelentes resultados son el acero 440C y el AUS-8A.
Estos aceros ofrecen un buen equilibrio entre dureza, maleabilidad y resistencia a la corrosión, sin elevar en exceso el precio final del producto.
Quizá el 440C es más difícil de afilar, pero a su vez, permite una mejor conservación del filo.
En cuanto a su filo, se recomienda que sea mixto, es decir, compuesto por la mitad del filo recayente hacia la punta, de filo liso, convencional, y la mitad recayente hacia la empuñadura, de filo en forma de sierra.
Este tipo de filo nos facilitará efectividad ante las distintas necesidades o exigencias de corte que se nos puedan presentar. Dispondremos desde la precisión de un filo convencional a la contundencia de una sierra ante la necesidad de cortar cables, cordeles sintéticos, cuerdas de considerable sección, etc…
La hoja ha de tener un grosor mínimo que proporcione la robustez suficiente para efectuar acciones mecánicas de palanca (hasta cierto límite, hablamos de una navaja), no puede fallar en una situación en la que dependemos de nuestra navaja, por lo que es recomendable una hoja de un mínimo de 2,5 a 3 mm de grosor, aproximadamente.
La resistencia de la hoja también depende en gran medida de su diseño, nervio, el vaciado de la hoja, que puede propiciar una mayor capacidad de corte y penetración de la navaja pero, a su vez, puede restarle robustez y resistencia, más si cabe, cuando este vaciado responde a exigencias de un diseño llamativo y no a una funcionalidad.
Determinados diseños de hoja tipo “tanto” han dado muy buenos resultados en pruebas de resistencia, como las realizadas por I.T.E.POL. con la colaboración de un experto en armas blancas (acceso en la zona privada de la web)
El acabado oscuro, ya sea por tintado como por pavonado, es recomendable, dado que da un aspecto más discreto a la navaja, no tan llamativo. El tratamiento de pavonado, además, dotará a la hoja de nuestra navaja de una mayor resistencia a la corrosión.
Hasta este punto, hemos analizado los factores más importantes que influyen en la resistencia de la hoja de una navaja, pero debemos observar con detalle aquel punto más débil en la estructura de una navaja, su eje.
Nos referimos al punto de unión entre la hoja y la empuñadura de la navaja, donde bascula para su cierre. Este punto es el “Talón de Aquiles” de toda navaja. No obstante, dependiendo de su diseño, mecanismos y piezas que lo componen y actúan sobre el mismo, los fabricantes han conseguido, en algunos casos, dotarlas de unas cotas de resistencia aceptables para resistir acciones mecánicas de notable intensidad.
Como hemos mencionado, los avances tecnológicos han aportado muchos beneficios al diseño y construcción de navajas tácticas, pero en algunos casos, estos avances han supuesto una merma en la resistencia y funcionalidad de nuestras navajas. Por ejemplo, la introducción de rodamientos en el eje basculante de la navaja que, a costa de facilitar una suave y rápida apertura asistida, debilita la resistencia de la navaja ante torsiones y apalancamientos, lo que se traduce en un posible fallo, en el peor de los casos, cuando tengamos que abrir nuestra navaja de nuevo, y no responda.
En cuanto a las medidas de seguridad de las que debe estar prevista nuestra navaja, es de importancia extrema que nuestra navaja esté dotada de un sistema de seguro contra cierre accidental, el cual debe ser efectivo y resistente a cualquier vibración o fuerza sobre la navaja en cualquier dirección, fluidos, obstáculos… Que no pueda ser desactivado accidentalmente durante el uso intensivo de la navaja con los distintos empuñamientos que se puedan realizar, y que, a su vez, pueda ser activado y desactivado con una única mano, la que esgrime la navaja, independientemente de si somos zurdos o diestros.
Debería estar dotada de, al menos, una “guarda” que impida el deslizamiento de la navaja en nuestra mano de manera que podamos invadir la zona de corte con resultados lesivos gravísimos.
Pese a la existencia de las empuñaduras antideslizantes actuales, de polímero de alta resistencia como por ejemplo el G10, con picados excepcionales que dificultan en gran manera el deslizamiento de la navaja en nuestra mano, hemos de ser conscientes de que, en muchos casos vamos a hacer uso de nuestra navaja en situaciones con circunstancia extremas, con alta sudoración de nuestras manos, barro y otros fluidos, incluso con guantes, y realizando acciones mecánicas con fuerza y condicionamiento emocional. A ello se debe la importancia de que nuestra navaja esté dotada de, al menos una guarda, que aporta un “plus” de seguridad.
Además, esta guarda debe estar integrada, debe formar parte de la hoja de la navaja, en su parte interior (recayente al filo) de forma que si se produjera un cierre accidental por rotura del seguro, la guarda impediría el cierre accidental de la navaja y que nos seccionáramos los dedos por acción de cizallamiento.
Mayor será la seguridad de la navaja si porta doble guarda.
En I.T.E.POL. somos conscientes de que la elección y adquisición de una navaja es un acto muy personal, no obstante, esperamos que estos consejos os orienten de forma positiva a la hora de elegir una de ellas para aplicación policial y de emergencias, siempre atendiendo a las posibles restricciones normativas en materia de medios técnicos de dotación que sean de aplicación en cada plantilla.
Respecto al cuidado y mantenimiento de la nuestra navaja, hace poco hemos publicado una guía orientativa sobre el cuidado y mantenimiento del material de dotación policial, entre el que se encuentra, nuestra navaja. (obtén la guía GRATIS)
En próximos artículos profundizaremos con más detalle en cada uno de los aspectos y requisitos técnicos de nuestra herramienta de corte.
Todo el equipo de I.T.E.POL. quiere agradecer la atención prestada por los profesionales del sector de la seguridad pública, así como agradecer también a nuestro experto en armas blancas por su asesoramiento.
I.T.E.POL.