ARTÍCULOS I.T.E.POL.
Forma parte del propósito de ITEPOL dar soluciones que faciliten el trabajo de los profesionales de la seguridad.
En esta ocasión, compartimos con vosotros unos pequeños conocimientos para recuperar esa navaja de trabajo que, a causa de la corrosión, hemos decidido apartar del servicio activo pese al importante desembolso económico que hemos efectuado en ella. IMPORTANTE para nuestra seguridad, uso de guantes de protección durante la manipulación de la navaja.
Esta estimada herramienta de trabajo se ve sometida en ocasiones al castigo de la corrosión debido a estar expuesta a la acción de agentes oxidantes tales como humedad ambiente, compuestos químicos, agua de mar, etc.… todos ellos dependientes del destino en el que prestemos servicio, y de las funciones que desempeñemos; tales como vigilancia de playas, piscinas, servicio marítimo…
Si bien podemos mantener nuestra navaja a salvo de la corrosión con un mínimo mantenimiento (consultar guía de mantenimiento ITEPOL) y teniendo en cuenta que se trata de navajas fabricadas con aceros inoxidables cuya composición y acabado garantizan una buena resistencia frente a estos efectos degradantes, cabe la posibilidad de que finalmente nuestra navaja se vea afectada.
Siguiendo un sencillo proceso, podemos recuperar esa navaja para que siga prestando servicio, sin tener que relegarla en un cajón.
Cabe recordar que hemos de ser cautelosos al realizar todas y cada una de las manipulaciones de nuestra navaja. Es una poderosa herramienta de corte.
El primer paso. será disponer de la herramienta necesaria para desmontar y montar la navaja, no cabe el improvisar herramientas para ello, pues podemos dañar piezas fundamentales de este modo.
Procederemos a consultar el manual de la navaja en cuestión, si está disponible, y además, fotografiaremos cada uno de los pasos con detalle, para garantizarnos volver a montar todas las piezas de nuestra navaja de forma correcta y ordenada.
Al desmontar la navaja desmontaremos primero el clip o pasador, posteriormente, los tornillos de fijación del bastidor. Si se resistieran a ser aflojados, los rociaremos con algún lubricante “aflojatodo” sin forzar el cabezal del tornillo puesto que es posible que, debido al óxido o a suciedad, se hayan atorado.
Una vez desmontados los tornillos del bastidor, aflojaremos el tornillo principal que sirve de eje y de fijación de la hoja de la navaja sin sacarlo de su emplazamiento. Procederemos con cuidado de que no se pierda ninguna de las juntas que suelen llevar.
Separaremos la empuñadura o mango del bastidor de la navaja (en las que estén diferenciados ambos, y no sean una sola pieza), observaremos la posición de los elementos del seguro de la navaja (fotografiar), así como las arandelas de distintos materiales que facilitan el movimiento de plegado de la hoja.
Una vez desmontada la navaja, separaremos las partes metálicas de las no metálicas (cachas G-10, micarta, madera u otros materiales).
Las partes metálicas afectadas por la corrosión serán sometidas a inmersión en ácido para que se desprenda el óxido. El tipo de ácido vendrá determinado por el tipo de acero que vayamos a tratar ,así como el grado de corrosión que observemos.
En nuestro caso, la hoja de la navaja a recuperar está fabricada en acero inoxidable tipo AUS 8A, con una buena resistencia a la corrosión, si bien, no tanto a los efectos del salfumán al cortar el precinto de una botella de este producto.
Los efectos de esta sustancia química (ácido clorhídrico), también afectaron a las partes metálicas del bastidor, a algún elemento del seguro y a algunos tornillos del bastidor, por lo que también se sometieron a tratamiento para desprender el óxido.
En esta ocasión, todas las partes metálicas se sumergieron en un recipiente lleno de ácido acético (vinagre de vino común, de toda la vida), dejándolas sumergidas aproximadamente 24 horas.
Cada 4-6 horas se sacan las piezas y se frotan con un cepillo metálico o con un estropajo de este mismo material, desprendiendo las capas de óxido con facilidad.
Una vez libres de óxido, las piezas sumergidas en vinagre han de limpiarse con algún disolvente o limpiador, secándolas perfectamente después.
Observaremos que las piezas que estaban pintadas o pavonadas, pueden haber perdido su acabado oscurecido total o parcialmente.
Posteriormente se pueden pavonar las piezas, dependiendo de cada uno de los materiales metálicos, con algún producto de pavonado en frío o pintura resistente para uso en armamento (sin citar marcas).
En nuestro caso, se pavonaron algunas partes metálicas del seguro y la totalidad de los tornillos de la navaja, no así su bastidor ni la hoja, que fueron totalmente indemnes a los efectos del producto de pavonado en frío.
No se va a detallar el procedimiento de pavonado en frío ya que varía según el producto empleado, y además no es el objetivo principal de este artículo.
Procedemos al montaje de nuestra navaja cuidadosamente en orden inverso al de montaje, prestando especial atención a la correcta ubicación y encaje de los elementos del seguro y arandelas, posicionamiento de los tornillos, y al correcto apriete de los mismos, sin forzarlos o pasarlos.
Podremos lubricar levemente las arandelas de la hoja de la navaja y los elementos del seguro, así como otros puntos de fricción con lubricante en base de silicona. Debido esto a que este tipo de lubricante no degrada las juntas tóricas, ni arandelas de teflón, u otros polímeros. Efectos que sí producen otro tipo de grasas basadas en derivados del petróleo, base de litio o de molibdeno, entre otras.
Una vez ensamblada nuestra navaja comprobaremos el correcto funcionamiento de la apertura y cierre de la hoja, sin holguras ni atoramiento, así como el efectivo funcionamiento del seguro.
Finalmente, someteremos la hoja de nuestra navaja a un buen afilado, prestando especial atención a las zonas que necesiten un mayor vaciado, de manera uniforme, para sanear el metal que haya podido menguar por efecto de la corrosión, en cuyo caso no nos bastará con nuestra piedra de afilado, necesitaremos una buena amoladora para afilado.
En estos casos, es aconsejable recurrir a los servicios de un buen profesional que esté habituado a afilar este tipo de navajas, especialmente si se trata de navajas con filo mixto (filo liso + sierra).