ARTÍCULO ITEPOL
Con los tiempos que corren, con la sociedad cada día más violenta y por otra parte, exigente en los quehaceres policiales, nuestro colectivo se ve obligado a incorporar herramientas de uso diario para la consecución de un exitoso trabajo, aún a cuenta de rascarse el bolsillo por inacción de las diferentes administraciones.
Atendiendo al resultado de los diversos proyectos que llevamos, como el Calendario Thin Blue Line o el EPVIV (Estadística de Policías Víctimas de Incidentes Violentos), sabemos que, de una adecuada formación y la implementación de útiles sanitarios, se incrementarían las cuotas de supervivencia tanto de compañeros como de clientes.
Pero bueno, hablar a estas alturas de ITEPOL y de sus inquietudes resulta redundante y simplemente por ello, las siguientes líneas nos las va a ocupar el humilde análisis de un nuevo torniquete, tipo varilla con velcro, que recientemente nos ha caído en las manos y como la curiosidad nos mueve y prestamos atención a los nuevos productos del mercado, allá vamos.
En primer lugar, sabemos que el Torniquete hemostático DNIPRO GEN2 nace de la necesidad de aumentar la supervivencia de los heridos en la guerra de Ucrania, siendo un fuerte candidato a competir con sus homólogos en el campo de la sanidad, dotándoles de material pues al inicio del conflicto, la falta de este era evidente y notoria, subiendo los precios de todo tipo de productos, sometidos a la máxima de la oferta y la demanda.
Al final, y como en nuestros cursos recomendamos, siempre hay que irse a la casuística, a las evidencias, a los resultados objetivos, y no es despreciable el hecho de que está siendo usado allí por las unidades desplegadas, en primera línea, en el campo de batalla tras una constante retroalimentación entre el fabricante y los usuarios del producto, lo cual, ahí queda escrito, no es cuestión baladí y hay que tener muy en cuenta.
El feedback que llega es positivo y como carta de presentación, a falta de resultados a largo plazo viene sellado por la Declaración de Conformidad de la UE (MDR 217/745), el marcado CE, el Certificado del Sistema de Gestión de Calidad Médica (ISO 13485:2016) y el Certificado del Sistema de Gestión de Calidad (ISO 9001:2015)
Su precio de venta oscila entre los 35 y 40 euros, muy similar a sus competidores y se puede adquirir por varias vías. En nuestro caso, en apenas 48 horas nos llegó, presentándose con un embalaje termo contráctil que aconsejamos quitar para ubicarlo en el equipo en donde podamos llegar con ambas manos. ¿El motivo? En caso de ser heridos y tener que afrontar una hemorragia exanguinante masiva, precisamos luchar contra el factor tiempo y si se trata de auto aplicárselo uno mismo, no podemos estar perdiendo segundos vitales arrancando el plástico con la única mano que nos queda y los dientes.
Acompaña al mismo un breve manual de instrucciones, pues aun siendo su uso y aplicación simple (aconsejando formarse en control de sangrados), sugerimos su lectura destacando el lote de fabricación y la fecha junto con sus certificados, patente y homologaciones, recomendando el fabricante un uso de 3 años a partir de su fabricación. Huelga decir, que como cualquier otro material que se pueda comprometer con el contacto con sangre, es de un solo uso.
Puestos a trastear con él, es muy similar a otros del mercado con algunas diferencias, sorprendiéndonos su aspecto robusto al primer tacto. De medidas muy similares a su directo competidor, cuenta con una longitud de 94 centímetros, quedando justo para personas muy obesas o corpulentas en caso de tener que usarse en las extremidades inferiores, pero no menos cierto es el hecho de que se ha desarrollado por y para militares, con cuerpos más atléticos. En cuanto al ancho de banda, 4 centímetros copiando a sus homólogos, cumpliendo perfectamente con su función; ocluir de forma circunferencial el flujo sanguíneo de los miembros sobre los que se aplica.
Mención aparte es su peso, con un total de 120 gramos aproximados que creemos detalle menor para el mundo policial, dado que no deja de superar en 30 o 40 gramos a sus adversarios, aunque tiene un motivo. Incorpora partes metálicas de duraluminio, como es el caso del molinete o varilla (también referido como retén fijador) lo que le confiere esa robustez a la que hacíamos mención, pues, aunque hayan sido copias de dudosa procedencia y comprados en páginas nada fiables, hemos visto molinetes doblados y rotos, con lo cual, punto positivo. Insistimos en adquirir material contrastado y de calidad. La vida tiene un coste, pero no tiene precio.
Igualmente, su hebilla principal también es de metal que viene dentada, curvada y perforada, posiblemente para aliviar peso porque otra explicación no le encontramos, confiriéndole a sus herrajes metálicos una alta resistencia y de color negro con esmalte anti brillo, interesante detalle en caso de ocultación o porte externo. Como apreciación, nos da la sensación de que, al ser metal vs velcro, ofrece más resistencia a resbalar que sus competidores, pues hasta la fecha, los que conocemos, las hebillas son de plástico dando la ligera impresión de que resbalan más cuando se trata de dar el primer estirón.
Hablando del velcro, es más suave enganchándose menos en la ropa u otros elementos que podamos portar. En los cursos que venimos impartiendo y asistiendo como alumnos, pues dar formación nos obliga a reciclarnos, acaba la ropa con enganches, al presentar los torniquetes convencionales otro tipo de velcro. No por ello, le resta eficacia pues pega perfectamente. Desconocemos si con un uso prolongado pudiese deteriorarse, pero importante es recordar que son útiles de un solo uso y no recomendables para entrenamiento si luego se pretenden usar para el servicio, que, aunque pueda resultar obvio, cabe recordarlo. Los materiales, sean cuales sean, se fatigan y lo que hay que evitar, es que sean sometidos a elongaciones, tracciones o estiramientos que puedan comprometer su eficacia.
Punto y seguido, vamos a por el cabestrillo, cinta o como quiera llamársele. Como ya hemos indicado, el velcro es más suave, evitando que bajo estrés y tratándose de una auto aplicación, pueda engancharse fácilmente con velcros hembra que llevemos en el equipo, pero sin olvidar que son velcros, que, según el fabricante, nos asegura que funciona pese a condiciones de frío (nieve), humedad (lluvia) o suciedad (Arena, barro, líquidos, etc.).
La cinta es de fibra sintética tanto la exterior como la interior, más robusta y algo más gruesa, observando que viene fuertemente cosido todo, con muy buenos remates con 5 puntos de cosido en su extremo. Teniendo en cuenta que la cinta interior, debe deslizar por dentro de la exterior y que su único punto de unión para retraerse, es el extremo que observamos en la imagen. Lleva cosida una etiqueta con información comercial, lote, fabricación, homologaciones, etc.
Echamos de menos que la punta de la cinta venga marcada en rojo, pues en condiciones de estrés, todo detalle en ambiente civil en poco y ante una pérdida de sangre, interesa no restar recursos como el tacto, o la vista, y asegurar un correcto uso. Si lo llevamos bien configurado, plegado, e interesa las extremidades superiores, cobra menos importancia, pero si hablamos de las piernas, es imperativo pasar la punta roja por debajo de la extremidad a tratar y hacia abajo para que pueda pegar el velcro, si no, nos obligaría a deshacer el bucle y volver a pasar, contribuyendo eso a una importantísima pérdida de tiempo (velcro contra pierna y parte lisa al suelo).
En cuanto al conjunto y a diferencia del resto, el cuerpo o plataforma es de plástico y más rígido, presentándose cosido sin lugar a distensión o plegados involuntarios. En entrenamientos y cursos, otros han llegado a pellizcar al accionar el molinete, pero este, limita ese efecto. Que, ponderando la vida y un pellizco, la respuesta queda resuelta.
Como novedad destacable, es que el cuerpo que viene el retenedor o cassette del molinete y a diferencia de otros en los que la abertura es paralela, éste se presenta en forma de “V”, facilitando la inserción de la barra. No es casual que en los cursos vemos cuando se mete algo de estrés a los alumnos, a la hora de insertarlo en vertical, se les resbale y se pierdan un par de vueltas o segundos que priman. Detallito que nos gusta mucho.
Tras la introducción de la barra, toca asegurarla y para ello tenemos el velcro en verde militar, el TIMESTAMP, ligeramente más ancho y también de fibra sintética para asegurar que no se salga y anotar la hora, recordando la idoneidad de llevar con el IMUP un rotulador permanente o indeleble, pudiendo anotar la hora en cualquier otra parte del cuerpo como la frente. Es frecuente, incluso en los hospitales, ante algunas cirugías, que los sanitarios indiquen a los pacientes con alguna cruz, qué miembro se va a operar.
Por último, el fabricante indica que el uso por tiempo superior a las dos horas, puede provocar lesión neurológica y aquí el eterno debate que se zanja con una máxima en temas de primeros auxilios; prima la vida, sobre la funcionalidad del miembro quedando en última ratio la estética. Por suerte, en entornos urbanos en los que no hay guerras, las ventanas de tiempo con las que trabajamos son inferiores a zonas de conflicto bélico.
Como conclusión, una herramienta más en el mercado, de reciente creación pero que buen seguro, va a presentar batalla a sus adversarios, dado de que se trata de una copia mejorada de los que ya hay en el mercando, salvando de que, en un futuro, pueda llegar información contradictoria tras su uso prolongado.